En el plano individual, son múltiples las variables relacionadas con este fenómeno característico del ser humano, partiendo de los primeros estudios diferencialistas que buscaban identificar los rasgos del individuo, generalmente innatos, que le conferían la cualidad de ser creativo, hasta la moderna genética conductual.
Hoy sabemos que la genética no es determinante y que la creatividad puede incentivarse o inhibirse, incluso manipulando externamente ciertas zonas de la corteza cerebral mediante electroestimulación. Igualmente, diversos estudios nos demuestran como el entorno puede influir en el desarrollo de la creatividad y es este, en última instancia, el que determinará qué se considerará creativo y qué no, siendo esta afirmación típica de los enfoques social y biopsicosocial de la creatividad.