Los primeros estudios sobre creatividad se interesaron por el estudio de rasgos, siguiendo la tradición de la Psicología diferencial. Esas aproximaciones iniciales, intentaban identificar posibles factores hereditarios que pudiesen facilitar creatividad excepcional.
En 1869, Galton sugiere que la excepcionalidad creativa podía tener bases genéticas, propuesta que ha fortalecido la genética conductual (Runco, 2004), pues ciertos factores disposicionales necesarios para la creatividad parecen tener importantes índices de heredabilidad (Bouchard, 1994; Eysenck, 1995). Por el momento, no ha sido posible determinar con exactitud el porcentaje de esta contribución genética a la variabilidad entre personas, lo que indica que en el estudio de la creatividad deben considerarse también otros factores de naturaleza ambiental.
Para mayor información sobre las variables individuales véase: Homo creativus